DUBLÍN: LA GUÍA FUNDAMENTAL PARA VISITANTES
Cuando las pintorescas calles adoquinadas están repletas de tabernas llenas de irlandeses de sonrisa descarada que cantan a todo pulmón detrás de una guitarra, no es difícil enamorarse de Dublín. La capital irlandesa tiene una personalidad propia: cautivadora, carismática… y esos son solo los adjetivos que empiezan con la letra c. Dublín debería ser una parada obligatoria en tu lista de viajes, y esto es lo que hay que hacer cuando llegas a la Isla Esmeralda.
MÚSICA EN VIVO Y «CRAIC» EN TEMPLE BAR
Aunque Irlanda siempre ha sido conocida y amada por su panorama musical en vivo, Gerard Butler, con su actuación en Posdata: te quiero, puso a Irlanda en el mapa para cualquier mujer nacida después de 1990 (¿Tengo razón, chicas?). Cuando caiga la noche, sigue a la multitud y déjate llevar a las cálidas luces de la zona de Temple Bar, justo al sur del río. Los pubs de taburetes destartalados están llenos de gente amistosa, y el ambiente repleto de risas y música en vivo. Los bares laten con energía, la música es cautivadora, y el ambiente animado y la diversión –o craic, si eres irlandés– son contagiosos. Adéntrate en el Porterhouse, el primer pub-cervecería artesanal de Dublín, con tres pisos de música en directo y cervezas artesanales.
CERVEZA LOCAL CON LA EXPERIENCIA GUINNESS
Guinness es la esencia de los irlandeses, sobre todo en el corazón de Dublín, donde la fábrica de cerveza comenzó a producir este líquido negro en 1758. Esta cerveza fuerte y apabullantemente negra, rematada con espuma blanca, se ha convertido en un icono mundial y en la mascota nacional extraoficial irlandesa. Sencillamente: si no aún no te has dado cuenta, sería un crimen no probar un vaso y el mejor sitio para hacerlo es el séptimo piso de la Guinness Storehouse, en el Gravity Bar, con vistas a todo Dublín a través de sus paredes de cristal. Conoce el proceso de elaboración de la cerveza y viaja a través de la historia de la cerveza (para nada tan aburrido como puede sonar) y prueba a echarte una para ti. ¡Salud!
VETE A LA CASA DE LA CULTURA
Dublín tiene un castillo, unas catedrales impresionantes y un puerto marítimo precioso, así que es tu deber como buen turista ir a verlo todo. En primer lugar, vete hacia el castillo, aunque si parpadeas te lo perderás, porque está escondido a simple vista. Esta mezcolanza de torretas de piedras redondeadas, anexos modernos y cuidados jardines se encuentra en medio de las sinuosas calles de Dublín. La iglesia más grande de Irlanda, la catedral de Saint Patrick, también está a la vuelta de la esquina, situada en su propio terreno. Como ya tendrás la cámara preparada, no te puedes perder tampoco los verdes jardines y estanques de St Stephen’s Green, en el corazón de Dublín. Mientras estás en ello, ¿por qué no conoces el arte, la historia y el whisky irlandés, o los museos de duendes?
LA MEJOR COMIDA DE DUBLÍN
Si quieres una deliciosa cena acompañada de entretenimiento nocturno, vete a The Norseman, en Temple Bar. Escaleras abajo, hay actuaciones de músicos locales muy buenos, en un ambiente acogedor, mientras que, en el piso superior, hay un restaurante encantador que sirve una de las mejores comidas de pub de Dublín. Las tartas caseras son deliciosas, las suculentas hamburguesas rezuman felicidad y las porciones son muy generosas. ¿Lo mejor? La música de abajo se oye en el restaurante, así que puedes amenizar tu cena a la luz de las velas con los dulces sonidos de voces irlandesas. A la mañana siguiente, vete a Whitefriar Grill: sirven huevos hechos de 10 formas diferentes, un menú de parrilla para el brunch y un surtido de bebidas estimulantes para empezar bien el día, el mejor sitio para ir.
SÉ PARTE DE LA NATURALEZA
Aparta los ojos de tu teléfono y mira hacia arriba, más allá de las calles que te rodean: si el día está despejado, verás el horizonte roto y salpicado de montañas. Irlanda es famosa por sus bellos paisajes, y por ello tiene sentido que la capital esté enclavada en uno de ellos. A menos de una hora de distancia hay paisajes verdaderamente impresionantes, totalmente intactos, absolutamente preciosos y 100 % listos para ser explorados. Si la tranquilidad pintoresca de las montañas no es lo tuyo, sigue el río que pasa por el centro de la ciudad y echa un vistazo a la costa escarpada, las playas, y las dunas de arena de Bull Island, en la bahía. Tu cuenta de Instagram me lo agradecerá #deverdad.